De caza en el bosque.

Vio como se enfadaba, sin embargo tenía la situación totalmente bajo control Su ligera sonrisa fue aumentando de volumen hasta no poder contenerla.Aumentó el calor del suelo no para pretender fundir el hielo, sino simplemente para evitar que se acercara más a ella.

Le dirigió una mirada feliz a la chica y con una leve negación de cabeza contestó

-Tranquila... está todo bajo control...

Volvió a dirigir su vista al chico que tenía en frente, a apenas un metro de distancia por lo que esbozándo una sonrisilla dio un paso al frente acariciándo su cara.

-¿Vas a hacerla sentir mal...? ¿Quieres matar a su onee-chan...?

Su sonrisa se había vuelto hipócrita, se dio la vuelta y se diriguió de nuevo a la chica.

-De momento... sólo pediré tu nombre - le dijo con una sonrisa

Mostre un leve sonrisa, pero no era de autosuficiencia era de compadecencia, estos extraños seres deberíann de ser muy desgraciaados y aburridos, tanto que para ello necesitaban mostrar sus habilidades para entretenerse. Le dirijí unas bellas palabras con la voz que ella me había dado antes de marcharme de aquel lugar ya que no era tan tranquilo como antes había supuesto.

-Me parece tan patetico el ser-risa-os debería de dar verguenza, si fuerais dioses de verdad tendríais una lucha en un lugar donde no pudierais dañar a nadie, estais tan hartos de poder, que no sabeís qué hacer con él.

Me acerqué aún más a Nefhis y le dije:
-Es una pena que seamos tan diferentes podríamos haber formado un buenequipo, y por cierto, no me gusta que me toquen.

Me di media vuelta pero antes de marchar me volví a girar y le dije:
-No te preocupes, soy Perséfone una mujer de palabra y s algún día necesitas algo estaré dispuesta a concedértelo.

De pronto el muchacho de antes volvvió a quitarme la voz y a dármela.
-Dioses..... estais locos.

Ahora si, después de decir esto marche a gran velocidad guiada únicamente por mis instintos, esta experiencia iba a ser como una partida de ajedrez y ahora yo ya no era un peón sin voz.

No pudo evitar fruncir el ceño ante la actitud del chico. No le gustaba que manipularan su habilidad, y mucho menos que la malinterpretaran a ella por su culpa.

No insistió en defenderse, ya que si la chica no había sido capaz de ver que no luchó por escasez de ganas, no iba a parase a explicárselo.

-¿Estás satisfecho? - dijo con una sonrisa - Acabo de perder mi juguete

Puso pucheritos y se dejó caer en el suelo observando la luna que empezaba a mostrarse.

-De verdad eres un fastidio... Me has hecho quedar tan mal... ¿Se puede saber qué tienes en mi contra? ¿Acaso te molesta no ser más que un igual para mí?

Hizo un gesto de desagrado y agitó la mano en señal de aburrimiento

Suspiró contrariada. Después de todo los seres más complejos de cualquier mundo eran los dioses, eso lo tenía claro. Era algo que había aprendido mientras era demonio.

Resopló frustrada encontrándoselo encima de ella. Cruzó los brazos y le sacó la lengua de modo infantil

-No te perdono - dijo inflándo las mejillas

Ciertamente odiaba este mundo, y encima el chico le había quitado un juguete crucial para que no causara un desastre mundial. Aún así resignada se reincorporó un poco mirándole aún amulada

-Lo soy...

Al escuchar sobre su estado hacia su hermana no pudo evitar sonreír. Desde luego Shizu se los llevaba a todos de calle, no pudo evitar pensar

*A unas les toca la fuerza... a otras la belleza* - con cierto tono de resignación

Sacó la lengua y volvió a dirigirse a él

-Bueno... He oído que está "humanizada" - dijo con una sonrisa - Puede que la consigas

Escuchó su frase atónita, ¿quería que le contara algo? Sonrió por lo bajo pensándo qué debería contarle a un enemigo tan potencialmente peligroso cuando unos pensamientos muy fuertes invadieron su cabeza.

Se quedó callada hasta que llegó a partes que dejaron de interesarle Algo roja dio un salto para regañar al chico

-¡¡Deja de pensar tan alto!! - gritó sin poder ocultar su verguenza

Infló las mejillas sin mirarle

-No me pidas que te cuente cosas de mí si no vas a hacerme caso... y encima no vas a disimularlo - dijo con voz infantil

Suspiró. Se acercó un par de pasos más hacia él y se sentó a su lado, dejándo el peso en sus brazos mirándo al cielo. Su aura había cambiado casi por completo y podía distinguir que en sí mismo habían como dos entes.

Pudo leer una leve idea de su mente por lo que simplemente preguntó

-¿De verdad quieres conocer mi pasado?

Siguió observándo las estrellas con voz callada. Se había puesto seria algo que pocas veces hacía, realmente no le gustaba.

Al escuchar su afirmativa no se lo planteó dos veces. Poca gente conocía su historia pero realmente no le importaba que él la supiera. Sonrió levemente y comenzó a hablar

-Como ya has podido leer, tengo 17 años, una edad demasiado temprana para ser una diosa, además, Shizu que es mi hermana, es una Súcubbo... - suspiró - Nuestro padre, era un íncubo. Tuvo relaciones con una humana, y de ahí nació Shizu... Dos años después decidió camelarse a mi madre, un angel y nací yo, como angel caido.

Hizo una breve pausa ordenándo sus ideas ya que no estaba acostumbrada a narrarlas

-Shizu y yo apenas pasamos nuestra infancia juntas, ante mi condición de angel negro que trae la muerte, me vi obligada a entrenarme para salvarme de un posible asesinato. Mi potencial según decían era excelente. Pude acabar con más de tres docenas de soldados divinos que venían a por mí y por ello, en una especie de junta divina, aprobaron concederme el máximo poder, si así dejaba de traer desgracias. Ante mi soledad y aburrimiento asentí y más tarde a mi padre se le ocurrió traerme aquí a pasar tiempo con mi hermana... A pesar de que apenas nos vemos

Sonrió y le echó un vistazo al chico, no estaba segura de haber sido suficientemente es´pecífica, pero las palabras nunca habían sido su fuerte

Escuchó su explicación atenta. No podía negar que tenía razón, es más, sus problemas habían surgido principalmente de la avaricia, de la muerte y de los deseos y aunque en cierto modo le gustaba seguir aumentando todo su poder, había veces que se le hacía incómodo.

Su historia también le pareció interesante. Surgir de la nada, uno de los primeros dioses sin duda, y además con gran cantidad de amor para mejorar sus habilidades. No pudo evitar preguntarse qué pasaría en una pelea entre ambos... Pero prefería no investigarlo, por su hermana.

Al preguntar por su relación con Shizu no pudo evitar reírse por lo bajito.

-Shizu y yo... Nos llevamos "bien"... - dijo con un tono burlón - Se puede decir que hay algunas cosas que no me ha perdonado... Ella y yo pasábamos poco tiempo juntas y la edad, la inexperiencia... normalmente las peleas de chiquillas acababan en grandes batallas campales... - imitó el sonido de los cañones poniéndose en situación - nunca nos hicimos daño... pero una vez maté a uno de sus diablillos... Realmente le agradan.

Se colocó imitando al chico

-Y bueno... Desde que se enteró de que soy una diosa me teme - concluyó algo tristona

En ése momento una luz violácea la envolvió teletransportándola. Conocía esa sensación, por lo que siquiera se inmutó. Se despidió del chico con la mano y se dejó llevar