Chalet de Ace, Triela y Revy

*Me senté en una de las sillas, y apoyé mi codo derecho sobre la mesa, a la vez ponía la cabeza en la mano para apoyarme.*


Voy a dormir en la cama de matrimonio, por que quiero una cama espaciosa, no me gustan los espacios reducidos. Y no pienses esas cerdadas que pasan por tu mente adolescente, ni de broma. * después de decir esto me puse a mirar por la ventana, mientras esperaba que trajese el desayuno*

*Empecé a comer con algo de rapidez. Tragué el 3er trozo y dije*

Me iré a duchar en cuanto termine esto... *seguí comiendo hasta que terminé el plato. Me dirigí al fregadero y pregunté*

dónde están los vasos? Tengo sed...! *dije tocando un poco el estómago*

*Tras echar un vistazo a la habitación, volví a bajar, fui al salón, cogí la gran bolsa, y mi chaqueta, y subí las cosas a la habitación. Dejé mis pistolas sobre la cama, y fui al ducharme. Al entrar en el baño me desnudé con rapidez, y cogí una toalla grande para cuando saliese. Estuve un rato en la ducha. Al terminar, me sacudí bien en pelo, me pasé un poco el secador y fui a vestirme. Me puse ropa intetior limpia, una camiseta interior negra sin mangas, un jersey de cuello alto igual al que traía cuando vine, medias negras, y la misma falda, ya que estaba limpia. Bajé la ropa sucia a la lavadora. Volví a subir, me puse las botas, y bajé al jardín. Triela estaba allí*

Se puede saber que haces? *le pregunté mientras me acercaba a ella*

*Puse la mano derecha en la cadera. Me encendí un cigarro. Tras dar una calada, y soltar el humo le dije*


Bien, como quieras...Pero tengo que ir a por las pistolas al cuarto. Vete saliendo, te alcanzo ahora.

*dije mientras volvía a entrar en casa y me dirigía a la habitación*

*Bajé rápido. Me coloqué bien el abrigo para tapar un poco las pistolas, y caminé hacia la calle. Puse las manos en los bolsillos y pregunté*


A dónde quieres ir? *miré con cara un poco extrañada a Triela*

Tsk... Habérmelo dicho antes....*me rasqué un poco la cabeza, y dije*

tampoco es que conozca muchos lugares pero bueno...*mientras me encendí un cigarro, observando con los ojos medio cerrados la pequeña llama del mechero. Solté el humo, y seguí fumando*

Qué te parece si vamos al bosque? *di una calada al cigarro y después seguí fumando*

Con el recuerdo de Shin aún rondándome por la cabeza, caminé durante todo el día hasta las afueras de la cuidad. Sólo mi di cuenta de que había anochecido cuando mi estómago dio señales de vida. Paré y me llevé las manos al vientre.

-Ains… me muero de hambre… y necesito ir al baño…maldita sea…- murmuré para mí misma, maldiciendo. Miré a mí alrededor. No había casas apenas por aquella zona, sólo árboles y más árboles -¿Cuándo me he alejado tanto?- eché a andar hacia la casa más cercana, con la esperanza de que me dejasen entrar. Llegué corriendo hasta la puerta y dudé en llamar, puesto que no había luces en el interior.

-Por probar…- salté y toqué el timbre –Ains… vamos…-

Levanté la cabeza y vi al joven moreno que me había abierto la puerta. No sé muy bien porque, un cosquilleo me recorrió el estómago.

-Perdona que te moleste a estas horas… resumiendo mucho, que me he alejado demasiado de la cuidad y necesito ir al baño urgentemente…- rechiné los dientes y lo miré suplicante –Su fueras tan amable…- barajé por un segundo la posibilidad de colarme dentro de la casa sin esperar, pero me quedé plantada, mirándolo con inocencia. Me alegré de estar en mi forma infantil… de otra forma, seguramente, no me dejaría entrar.

Salí corriendo a toda velocidad(al fondo a la derecha xDD) y entré, cerrando con fuerza. Suspiré aliviada.

-Pensé que me iba a mear encima...- terminé y me lavé las manos. Salí me quedé mirando el pasillo.

“Por donde era…”

Eché a andar, mirando a través de las puertas en busca del muchacho moreno. Lo encontré sentado en el sofá del salón. Abrí la boca para agradecerle que me hubiera dejado pasar, pero lo único que sonaron fueron mis tripas. Sentí como me sonrojaba un poco y me quedé sin habla.

Me eché a reír al ver que a él le había hecho gracia. Se levantó y me dijo que me iba a preparar algo, acariciándome al pasar por mi lado. Había algo en él que me inspiraba confianza. Parecía una muy buena persona.

-Muchas gracias-dije, aún riéndome –Eres muy amable- entré en el salón y esperé, mirando la decoración de la casa. Apenas tardó un minuto en volver con un plato de comida caliente.

-Qué rápido…- me lo quedé mirando mientras lo dejaba en la mesita, delante de mí. Olía de maravilla. Lo miré y le sonreí.

-Qué cara más dura tengo. Lo siento; me llamo Maya- me presenté con mi voz infantil y cara inocente, mirándolo a los ojos. El olor de la comida hizo que mi estómago rugiese de nuevo –Se me hace la boca agua…- comenté, mirando el plato y riendo un poco.

-¿Y tú eres…?- le pregunté, mirándolo de nuevo.

Me invitó a que empezara a comer y obedecí antes de que mi estómago se convirtiese en un agujero negro.

-Muchas gracias por la hospitalidad- dije con la boca llena. Se acomodó a mi lado en el sofá mientras yo seguí comiendo –Para ser un hombre… cocinas muy bien- le acusé con ironía, sospechando que no era él quien lo había hecho, puesto que habría tardado muy poco tiempo.

Tragué la enorme cantidad de carne que tenía en la boca y pregunté mirando la casa.

-¿Vives solo?- la verdad es que me extrañaba. Parecía una persona bastante alegre. No me dio la impresión de que fuese un solitario, precisamente. Aunque quizás me equivocaba.

Pinché con el tenedor un enorme trozo de carne y me lo metí en la boca. Estaba delicioso. Casi me daba pena ver que cada vez quedaba menos.