El hogar de un sepulturero: The Undertaker's Shop

Como cada mañana, yo me encontraba en mi humilde tienda fabricando los nuevos ataudes que me habían encargado, y preparando a unos pocos cadáveres que iban a ser enterrados ese mismo día.
A medida que pasaba el tiempo, yo iba perdiendo la esperanza de que alguien entrara en mi tienda y me hiciera soltar una de esas carcajadas que tanto me gustan **, sin embargo, no tardó en llegar el momento en el que alguien llamó a mi puerta...

*Yer Noligma llego en forma de cuervo a la morada, una vez alli volvio a su forma normal, se havia informado de que alli vivia un famoso sepulturero, y Yer tenia un pedido, un pedido muy especial... tanto que no esperaba que el sepulturero se lo hisiera, pero tenia la escusa perfecta*
-ejem....
*toca la puerta, y espera para que le habran la puerta, mientras se alisa el enmarañado pelo rojo, devido al viento que hacia en ese momento*

Me dirijí hacia la puerta para así poder observar quién o qué era lo que interrumpía mi trabajo.
Al llegar a ella, incliné mi cuerpo hasta la altura de la mirilla con la intención de mirar a través de ella, y pude observar lo que a primera vista no me pareció más que un simple cuervo...
Serán imaginaciones mías... Supuse, pero al fijar de nuevo la vista, ví a un chico de cabello rojizo realizando el esfuerzo (según mi parecer, inutil) de alisar su enmarañada melena.
Al ver que esa persona era nueva para mi y no la había divisado nunca con anterioridad decidí hacer la siguiente pregunta: ¿Quién es?
Yer Noligma - Me respondió
No te había visto nunca por aquí...
Lo sé - afirmó - Vengo para hacerte un encargo, me han dicho que eres el mejor...
No me dijo nada más, como aquello despertó mi curiosidad, decidí abrir la puerta y dejarle pasar para que así pudiera explicarme con todo detalle en qué consistía el encargo...

*Yer Noligma entro y hecho una mirada a su alrededor, desde luego era acogedora, era bastante mas pequeña que su casa, pero era muy practica, a Yer no le habria importado vivir asi, pero ciertos acontecimientos que vivio en el pasado le impiden volver a vivir en una cabaña, ademas por fin havia montado un laboratotrio a su gusto, alejandose de esos pensamientos examino al fabricante de ataudes, pese a lo que se havia imaginado era un joven de pelo largo y blanco, vestido con ropas tan negras como las que llevaba el, para ir rompiendo el hielo dijo*
-me imagino que tu eres el gran maestro de los ataules... admito que esperaba a alguien mas rudo... pero mejor asi, el encargo que te voy ha hacer es bastante distinto de los que te habran hecho hasta ahora
*Yer mostro una sonrisa amable pero mostrando sus dientes puntiagudos*
- es un ataud un tanto especial
*le deja los planos y se va*