Curioseando [2/2]

Shizuka apareció en una nube de plumas que se balancearon hasta tocar suelo y deshacerse. Abrió lentamente los ojos y miró la mansión de arriba a abajo, había visto mejores. Se acercó a paso lento a la puerta, a bastante distancia devido al gran jardín que había de por medio. El ruido de los tacones de sus zapatos se oia con claridad devido a que el caminito era de piedra. Todo estaba en silencio, a excepción del "¡tack!¡tack!" de los tacones y el canto de los cuervos de vez en cuando.

El antiguo cesped verde y brillante estaba ahora negro y podrido. La fuente perfectamente cuidada por donde caía agua ahora estaba agrietada y seca. Y un árbol donde antes se posaban los pájaros, ahora estaba seco y se posaban los cuervos. Shizuka siguió caminando hasta la entrada de la mansión. En sus tiempos había sido una gran puerta de madera clara, ahora era una puerta medio rota y comida por las termitas. Subió las tres escalones y se paró frente a la puerta, la miró de arriba a abajo y miró el cielo; estaba anocheciendo pero aún no había ni rastro de la luna.

Prefería no rasgarse el vestido al pasar por la puerta medio rota, y tirar lo que quedaba a patadas no era una muy buena idea llevando tacones. Suspiró algo molesta y pasó a traves de la puerta con algo de dificultad, terminó rasgandose parte de la manga y algo de la falda. chasqueó los dedos para arreglarlo pero al no ser de noche no hubo efecto ninguno. Entrecerró los ojos ojos cabreada y se puso a patear los muebles medio comidos por las termitas.

- Jod*** Maldito vestido!!

La mansión abandonada, no era un sitio muy acogedor... pero al menos allí no habría nadie que pudiese molestarme. Mi ultima pelea contra el espadachín conocido como Mihawk me había pasado factura, ahora apenas podía moverme correctamente y a los sistemas de auto-reparación les costaría muchísimo poder arreglarme. Por esa razón, fue por la que decidí esconderme en la Mansión Abandonada, seguramente por allí no se acercaría nadie que pudiese resultar una amenaza para mi.

- No se como he podido ser tan descuidado... aunque jamás se me habría ocurrido que un humano llegase a ese nivel... Jamás volvería a ser tan desconsiderado con ellos...

De pronto comencé a escuchar una voz femenina quejándose entrando a la mansión, así que decidí esconderme en un viejo armario medio roto, que estaba en la esquina de una de las habitaciones del vestíbulo. Por el ojo de la cerradura, pude ver perfectamente de quien se trataba.

Era una chica vestida con ropa muy elegante y bastante joven, al no tener ninguna arruga de edad. Parecía realmente enfadada por alguna razón y de pronto comenzó a patear los muebles de la habitación, llegando una de esas patadas a la carcomida puerta de mi armario, y esta se abrió de par en par.

Rápidamente lleve una mano a mi espada... y me prepare para la batalla...

Pegó enfurecida otra patada, cuando iba a dar otra y casi romperse el zapato, la puerta de uno de los muebles se abrió, se quedó quieta, con la pierna preparada para golpear el armario. Se quedó algo desconcertada. Bajó la pierna y se sacudió el vestido. Oyó como posaba la mano en la empuñadura de la espada, ya que esta provoco un leve sonido al rozar con la vaina.

Levantó la vista y vió que aquel extraño chico que se escondía en el armario no estaba en muy buenas condiciones. Alargó una mano lentamente, pero se dió cuenta de que no confiaba mucho en ella, y prefería conservar su mano.

- ¿Te encuentras bien?

Preguntó extrañada. La última vez que vino a la mansión habían solo dos zombies locas, que supuestamente ya las había matado, así que no comprendía por que aquel chico estaba en tan mal estado.

- ¿Que te ha pasado?

Murmuró meintras seguía observandolo.

Para mi sorpresa, la chica no tenia intenciones hostiles conmigo, pues parecía mirarme con bastante preocupación mientras que me preguntaba que que me había pasado. Seguramente se habría dado cuenta de todas las heridas que hacían de mi cuerpo un autentico mosaico de heridas y cortes. Y en el centro de mi pecho, un gran agujero provocado por la espada de ese guerrero.

- Si, estoy bien... me pondré bien. - dije saliendo de lo que quedaba del armario volviendo a guardar mi sable. - Tuve una pelea en el Coliseo... y digamos que no tuve mucha suerte... - dije sinceramente.

Aunque más que preocuparme por mi, ¿Porque una chica como ella estaría en un lugar tan peligroso? ¿Estaría en problemas?

- Chica... No estarás en problemas ¿verdad? - pregunte bastante preocupado. - Un sitio así... no da mucha confianza para estar por aquí...

- ¿Confianza?

Rió por lo bajo y le sonrió inocentemente.

- Es cierto, no da mucha confianza.. Por eso has de estar alerta. No, no estoy en problemas, vine aqui por aburrimiento.

Le sonrió y lo volvió a mirar, estaba "destrozado" pero se mantenía en pie, de sus heridas no brotaba ese olor dulzón de la sangre, si no un olor neutro. Había poca luz así que se acercó a un candelabro que estaba sobre una mesita medio comida por las termitas y paso el dedo sobre cada vela, estas tres se encendieron y se acercó al chico. Estaba repleto de heridas por las cual hemanaba poca sangre.

- ¿Quieres que investiguemos la mansión? Cuando anochezca puedo hacer algo con tus heridas.

De nuevo le sonrió inocentemente esperando su respuesta.

- ¿Aburrimiento? - pregunte con bastante curiosidad. Allí en Neo Arcadia, los humanos se pasaban casi todo el día trabajando o encerrados en sus hogares, lo único que se estimaban era conservar sus vidas. Era una vida bastante triste, parecía una colmena más que una comunidad. - Esta bien, iré contigo si te parece bien. No me perdonaría a mi mismo si te pasase algo malo.

No era muy normal que un ser humano encendiese fuego con sus dedos, pero cosas más raras había visto, por lo que decidí no preguntarle al respecto. Era bastante agradable esta chica humana.

- Muy bien, ¿Te parece bien que empecemos por el piso de arriba? - dije señalando las escaleras.

- Esta bien n.n

Respondió mientras sonreia y sostenía el candelabro, dejando ver momentaneamente un afilado colmillo. Miró las escaleras y caminó hasta ellas, oyendose el ruido de sus tacones cada vez que daba un paso, se paró frente estas y miró la barandilla.

- Mejor no te apoyes, está rota.

Se acercó hasta esta y con tocarla levemente con el dedo, esta se desplomó, haciendo una nube de polvo.

Shizuka siguió subiendo las escaleras, acompañada de Zero a paso lento. Ya había venido una vez anterior a la mansión pero hacía ya tiempo. Terminaron de subir las escaleras y había una difurcación; un largo pasillo en horizontal. Ambos extremos eran inalcanzables para su vista devido a la poca luz que había. Frente a ellos un gran ventanal que daba al cielo oscuro, añun sin ninguna estrella y sin rastro de la luna.

- ¿Derecha o izquierda?

Preguntó mirando hacia ambos lados.