Deambulando por el campo [Libre]

El campo era lo suficientemente grande como para hacer prácticas de tiro. Había colocado una diana en un árbol, bien lejos. Y había procurado colocarme donde se me pudiera ver bien, para que nadie se cruzase entre la bala y la diana. Saqué mi adorada Desert Eagle y apunté. Nick no sabía que yo poseía un arma real, pero bueno.

Bang. Diana. Me alejé un poco más, para mejorar la puntería.

Otro tiro. Bang. Diana de nuevo. Me alejé un poco más, satisfecha. Por lo visto, mi puntería era proporcional al mal humor que tuviese. Al darme la vuelta para alejarme un poco más, reparé en un chico de pelo blanco que me miraba fijamente.
-¿Qué estás mirando?-pregunté, bajando el arma.

"Ugh, Alice, contrólate. Él no tiene la culpa de nada. Podrías ser más educada."

-Lo siento, no pretendía ser tan maleducada-me disculpé. Volví a apuntar con el arma, cuando reparé en otra cosa que había dicho.-¿Le recuerdo a alguien?

-Sí, se llaman así- dije. ¿De dónde había salido ese tipo? Cada vez me encontraba gente más rara en aquella ciudad. Vampiros, esqueletos parlantes, y un tipo que apenas reconocía una pistola. Claro que lo que era yo tampoco es que fuese demasiado normal... Me acerqué, de nuevo con curiosidad.-Esto es una pistola. Una Desert Eagle, para concretar.

-Ah... eh... Alice Silverhawk-respondí, tendiéndole la mano. Yo no podía decir que siempre era un placer conocer gente, ya que la mayoría solían ser seres sin demasiado interés. Aunque en aquella ciudad todo era muy distinto.

-¿Una pistola con tres cañones?-pregunté.-Vaya, nunca he visto una así... qué interesante. ¿Y cómo es que sólo has visto una en tu vida?

Sonreí para mis adentros. Lo que me faltaba, un viajero del tiempo -o algo así-. Iba a tener que empezar a apuntar cosas sobre todos los habitantes de aquella extraña ciudad que conociese. Aunque tenía la sensación de que alguien también lo estaba haciendo: Mi hermano Nick. Empezaba a sospechar el verdadero motivo por el cual nos habíamos mudado aquí.
-¿De otra época? ¿De dónde vienes?

-Sí, yo también lo creo-corroboré.-Este es un lugar extraño, pero... ¿no crees que lo hace más interesante?

Mientras hablaba, guardé el arma en la funda que llevaba en el muslo. Supuse que ya no la necesitaría más. Además, el aire sereno y serio de aquel tipo me había tranquilizado y quitado el mal humor.

Negué con la cabeza.
-No demasiado, apenas un par de semanas. Y hace aún menos tiempo que he empezado a conocer gente, porque primero deseaba conocer la ciudad...

Parecía que él era tan nuevo como yo en aquel extraño lugar. Y seguramente estaba más perdido que yo.

-¿Cómo era el sitio en el que vivías antes?

Sonreí tranquilizadora.
-Mas o menos, con eso me vale. Bastante contrario a lo que yo estoy acostumbrada...-yo había vivido en Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Los escándalos a media noche, la vida acelerada y el peligro acechante eran mi pan de cada día.

OFF: Me voy, volvere sobre las nueve

- ¿Donde vivió usted?- pregunta con cierta curiosidad- Si no es indiscrección preguntar, claro.

Había estado muy perdido encerrado en su mundo, desde luego. ¿Cuantas cosas del mundo exterior se ha perdido? Parece que el mundo tiene mucho que ofrecer.


Pjoff: Ok, hasta entonces ^^

-En... en Nueva York. Es una ciudad que no creo que conozcas... Tiene enormes edificios que rozan las nubes, llamados rascacielos. Yo vivía en lo más alto de uno de esos... por el silencio. Nueva York es una ciudad muy ruidosa, con muchos coches y mucha gente.

En ese aspecto tenía que admitirlo: Prefería WTFLand. Nunca me había gustado el ruido, ni los lugares demasiado abarrotados. Por eso conocía los callejones de Nueva York a la perfección: No había mucha gente y la gente que había era silenciosa. Un lugar peligroso para una niña, sí, pero yo no era una niña normal...

-Hay a quien le gustaba. A mí... bueno, es donde he vivido toda mi vida. Hay lugares mejores, pero lo cierto es que esa ciudad te curte. Hay lugares a los que poca gente se atrevería a entrar... Pero este sitio también me gusta. Aunque todavía no lo conozca bien...-suspiré.

No me gustaban en exceso los cambios, y seguramente iba a echar de menos a mucha gente de Nueva York. Gente que la mayoría de personas preferiría mantener lejos. Claro que ella también era una chica que la mayoría de personas acababa prefiriendo mantener lejos.

-He notado que miras mucho el agua. ¿Por qué?

Cada vez me sorprendia menos por esas cosas. Lo próximo era encontrarme a alguien con alas, o tal vez alguien que controlase el tiempo o... en fin. Parecía que todo el mundo tenía una habilidad fantástica excepto yo. Pero lo cierto era que no me importaba demasiado... un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
-¿Sólo la moldeas? ¿Qué más puedes hacer con ella?

- Hago cualquier cosa...

Ciertamente es algo difícil de explicar, podía desde calentarla hasta formar dragones y armas con ella... además de usar su propia sangre en algunas técnicas.


Pjoff: Me tengo que ir, mañana seguimos si quieres ^^