Libertad voladora

Ésa tarde había pasado pro allí un instante pero a pesar de saber poco de ésa zona, había algo de lo que estaba seguro. Ahí había pájaros. Cientos de ellos. De todas las formas colores y tamaños.

Tenía a María cogida de la mano, era tan pequeña y mona que le daban ganas de abrazarla, pero aún era demasiado precipitado. La ayudó a pasar entre todos los árboles y matorrales hasta llegar a un claro en mitad del bosque. Los rayos plateados de la luna dejaban ver todo lo que allí había. Sin embargo estaba todo tranquilo.

Sentó a María en una roca en el centro del claro disculpándose por el mal alojamiento y caminó hacia uno de los árboles el cual escaló con facilidad.

-¿Estás lista? - dijo asomando la cabeza por una rendija.

Ni siquiera espero su respuesta porque agitó una rama y dejó ver a todas las criaturas que allí vivian. Todas habían empezado a volar dejando sus estelas. Se bajó del árbol y se sentó junto a la muchacha

-¿Te gusta?

Hikaru se dejó abrazar contento por haber acertado con el lugar. Lo cierto es que el tiempo en el Ouran le había servido para entender mejor a las mujeres... El Ouran... ¿Qué estarías haciendo sus miembros? Rió a la vez que sumergía su cara en el cabello de María

*Qué bien huele...*

Se separó y sentó a la pequeña en el suelo entre sus piernas mientras la rodeaba con los brazos. Obervó el pájaro que había señalado, la verdad es que ella tenía un gran ojo, Hikaru no se había percatado apenas de él.

-Podemos venir siempre que quieras... ¿Quieres que le pongamos nombre a ése que has elegido dijo señalándolo con el dedo. El pájaro se había apollado en una rama cercana y los observaba

Al notar que se acurrucaba apretó un poco el abrazo. Los pájaros iban poco a poco volviendo a sus nidos y todo volvía a estar en silencio. Sin embargo el pájaro en cuestión se había quedado en la misma rama. ¿Podría entenderles?

-¿Hikaru? - no pudo evitar reirse ante la emoción de la pequeña - ¿Y qué pasa si es una chica?

Le dijo esto con tono perspicaz y comenzó a hacerle cosquillas. El pajaro emprendió el vuelo y se dejó caer delante de la pareja

Al notar la presencia del pájaro tan de cerca dejo de hacerle cosquillas. El pájaro seguía observándoles.

-Me parece bien...

Tendió la mano hacia el pájaro, la verdad es que no esperaba gran cosa, aunque sabía que se le daban bien los animales. Para su sorpresa el pájaro se posó en su mano y Hikaru tuvo que hacer un rápido movimiento para evitar que hiciera daño con sus plumas a María.

-¿Te encuentras bien? - preguntó algo nervioso después volvió su cara hacia el animal -. ¿Puedes entendernos me quivoco? Entonces... ¿sabrías decirnos cual es tu sexo para poder llamarte de algún modo?

El pajaro dio un salto y dibujó el signo femenino en el suelo con una de sus garras.

- Entonces se ve que se llamará María - dijo levantándose con una sonrisa en los labios -. Lo cierto es que no he hecho nada... me entiendo bien con los animales... pero este pájaro es exepcionalmente listo...

Vio la emoción de María por lo que se colocó a su espalda cogiendo sus manos y elevándolas hacia delante.

-Ven -dijo con una voz firme, él pájaro no se inmutó y tuvo que añadir algunas palabras con una risilla -, por favor...

El pájaro alzó el vuelo y se posó sobre las manos de María.

-Sujétalo fuerte - susurró a la vez que le soltaba las manos y se colocaba a su lado -. Podemos hacer dos cosas... Dejar que María cuide de éste lugar para cada vez que vengamos... o puedes llevártelo a casa... - dijo entornando una ámplia sonrisa

María(2) picoteaba cariñosamente las manos de María.

Miró a María de forma dulce. Que una niña tan pequeña pudiera entender así a un animal... le llamaba bastante la atención pero no preguntó al respecto.

Alzó el codo para que Maria(2) se posada, entonces sacó una cinta roja de su bolsillo y se la dió a Maria

-Pónsela, así podremos reconocerla... - rió un poco más fuerte -. Y además irá a la moda...

Miró la expresión de María .

-Vendremos a visitarla todas las veces que quieras

Correspondió al abrazo, María era la primera amiga que hacía en el pueblo y se alegraba de haberla hecho feliz aunque fuera solo por un ratito.

Miró a la luna por un momento y sacó el te´léfono movil para mirar la hora.

-Es tarde... ¿No estarán preocupados por tí en casa? - dijo tranquilamente mientras volvía a meterse el teléfono en el bolsillo.

Entonces con un ligero movimiento del brazo hizo volar a María de la cual se despidió con la mano.

-Claro - dijo satisfecho -. Es una promesa

Se quedó pensativo por un momento mirando las estrellas. Vió como ambas Marias se iban y tras un momento salió del claro en dirección a su casa.