La humilde casa de un titiritero y su ocupa.

¿Una noche como otra cualquiera? No...esa noche iba a matar a cierto individuo que el conocía muy bien el cuál, le dejó por pagar el alquiler de la casa que ahora compartía con alguien para su mera y entera desgracia, el alquiler de toda una semana...Aceleró el paso con un enfado de tres pares, intentando no llamar mucho la atencion en la medida de lo posible, lo que menos le gustaria o agradaria en ese momento sería que alguien o algo se interpusiera de por medio de modo que...habría muertes innecesarias esa noche, aunque una de ellas iba a ser la más fructífera de su vida.

Despues de tanto andar y andar llegó por fín a las mediocres puertas de su casa, mediocre por fuera pero excelente por dentro la verdad. Entró de malas maneras y cerró la puerta con mas de lo mismo, encaminándose hacia la habitación donde seguro andaba durmiendo el mayor, importándole una mierda si lo despertaba o no -Borrego...mas te vale rezar, por que te mataré a mordiscos- Murmuró entre dientes una vez hubo entrado en el dormitorio a patadas, dirijiéndose al pelirrojo con cara de pocos amigos ¿Cuando tenía él buena cara?

Vaya, que bien se lo iba a pasar con su "amiguete" ya que parecia que tenía ganas de juerga y juerga le iba a dar. Su carácter no cambió en absoluto y sus emociones estaba a flor de piel por lo que decidó aprovecharlas al máximo, pudiendo saborear el placer de unos buenos mamporros -Estúpido, acabas de cavar tu propia tumba- Dijo una vez estubo lo suficientemente cerca del joven como para agarrarlo con brusquedad del pijama y hacer que lo mirara, postrándole una de sus queridas tonfas, la cual tenía los clavitos sacados, a raiz del cuello, mirándolo con aquella sonrisa amenazadora y demoníaca que quien la viera, se cagaría de patas abajo ¿Por que coño había estado una semana entera sin pagar el alquiler de la casa? y otra cosa aún más chocante ¿¡Por que no trajo dinero!? Eran las estúpidas preguntas que le rondaban la cabeza aún teniendo carne fresca con la que desquiciarse a gusto...lo hacía por la sencilla razón de que el en fondo, no le haría nada ya que sin él no podría llevar adelante una casa tan grande y espaciosa por lo que necesitaba algún compañero de piso y por desgracia le tocó ese. Conocía a aquel tipo bastante bien y estubo con el durante uno o dos meses si no recordaba mal...y en cierta manera se sentía atraido hacía él aunque no lo exteriorizara en absoluto, jamas de los jamases iba a permitir caer tan bajo, se suicidaria antes de confesarle o hacerle cualquier cosa comprometedora.

Decidió dejar al joven con lo suyo mientras se levantaba y demás de mientras...le echó un brevísimo vistazo a el dormitorio, era un tanto extraño y escalofriante a veces ¿Como podía dormir en ese lugar? Tsk...borrego. Hacía tiempo que conocía a ese muchacho pero esa extraña afición le traia de cabeza aunque la más pura y cruel realidad era que le importaba más bien poco lo que hicera o dejara de hacer aquel muñecajo. O al menos eso era lo que Hibari daba a entender. Dejó sus absurdos pensamientos a un lado al oir la pregunta que le hicieron, mostrando una mueca de desgrado ante la mísera idea de utilizar alguno de esos cacharros -Ni muerto...date prisa- Le ordenó con su habitual tono de voz áspero y desagradable, esperando con paciencia SU dinero. Al poco tiempo, ya tenía el dinero bien guardado en su bolsillo y se frotó las manos complacido, sin esperarse aquel susurro y mucho menos las palabras que oyó -Imbécil...- Fué la única respuesta que llegó a dar ya que su rostro mostraba frialdad por aquella sonrisita dibujada en la cara del pelinaranja, postrándose frente al joven con un aura desafiante en el -¿No ibas a dormirte?, deja de mirarme, me molestas-